La Lámpara del Abuelo |
En uno de esos días que la chamba es cuantiosa, es tarde y todos se van a dormir, menos tú, mientras terminaba de reconstruir
un equipo de los que de varios haces uno, algo llamó mi atención desde el
subconsciente, y me van a permitir intentar no ponerme sentimental, recordando
aquellas tardes noches cuando la única luz que iluminaba la habitación de mis
abuelos era precisamente la bombilla de su lámpara, sobre el escritorio
desordenado del General Pancho Villa [un escritorio viejísimo], entre fierros
& transistores que el restauraba, había golosinas; barras de chocolate,
jarritos de limón [refrescos], además de sus dulces de leche con nuez que nadie más podía
tocar [una fortaleza impenetrable]. Me acercaba sigiloso contemplando su
extensa silueta, [su camisa de cuadros azules] entretenido, pensaba que no
se percataba de mi presencia [ya me había visto]. Solo ahora lo sé. Don José
Luis [un abuelo de esos que ya no los hacen] como le conocían allá en la calle
del Deseo entre callejones y plazuelas del centro de la ciudad, era el héroe
que de grande yo quería ser [que IronVam,
ni que nada], con poderes que solo un desarmador, unas pinzas y un trozo de chocolate
poseían para reparar los sueños y calmar el sollozo anhelo de aquel niño que
accidentalmente rompía su juguete [osea yo], había crecido escuchando las
historias de mi padre [otro superhéroe que extraño hasta los huesos] de como el
abuelo podía reparar desde la resistencia de la plancha de la abuela, la
instalación hidráulica más compleja de un baño [literal], hasta la locomotora
del tren, lo mío, sin duda sería algo fácil entonces, lo que no pude decirle
es que más que la alegría de saber que me ayudaba a solucionar el problema más
grande que me aquejaba hasta ese momento, fue que me enseñó el verdadero valor
de ser feliz [un firmware en mi existencia] al arreglar las cosas de los demás [¡Abuelito soy tu Nieto!].
El paso del tiempo trajo cosas
importantes para todos [cada quien siguió su propio camino] y la luz de la lámpara del abuelo aun titila en mi
memoria, no sé si solo en la mía, o al menos no he vuelto a escuchar si alguien
más la recuerda, un tercio de siglo después ese mismo cálido fulgor de La
Lámpara de mi Abuelo es una ofrenda de valor inconmensurable [el génesis de mi pequeña historia] aún
sigue estando sobre una mesa desordenada entre fierros, circuitos, chocolates & procesadores, iluminando
los sueños de un genio inspirador como él. ¿Dónde más? aquí en Vam/Support…!
2 comentarios:
hay mi benja, me sacaste las de cocodrilo, siempre lo recordaremos, los nietos más grandes crecimos con el y con mi abue chilo, fueron tan especiales que parte de ellos está en nosostros, siguen vivos en nosotros y parte de ellos hemos ido metiendo poco a poco en nuestr@s hij@s, ve, el mio ama los animales (en especial los caballos) y las armas, ¿de donde? nunca ha habido armas en mi casa, y conoce los tipos, las arma con sus legos, es impresionante ver a don José Luis en un pequeño niño.
te quiero primo, nunca me arrepentiré de haber escogido esta familia
Que tal Prima: Gracias por tu comentario, efectivamente vive en el corazón de quien lo recordamos y lo honramos con cada uno de nuestros actos…!
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